domingo, 13 de abril de 2014

La necesidad de ser despertado, Sermón predicado domingo 6 de Abril de 2014 en pto. Montt. Por: Fernando Madariaga C.

Hageo 1:12-15.
La Necesidad de ser Despertados.

Propósito: Entender la necesidad que hoy tenemos de ser despertados en nuestro espíritu para hacer la obra de Dios.-
Hageo 1:12  Y oyó Zorobabel hijo de Salatiel,  y Josué hijo de Josadac,  sumo sacerdote,  y todo el resto del pueblo,  la voz de Jehová su Dios,  y las palabras del profeta Hageo,  como le había enviado Jehová su Dios;  y temió el pueblo delante de Jehová.
13  Entonces Hageo,  enviado de Jehová,  habló por mandato de Jehová al pueblo,  diciendo: Yo estoy con vosotros,  dice Jehová.
14  Y despertó Jehová el espíritu de Zorobabel hijo de Salatiel,  gobernador de Judá,  y el espíritu de Josué hijo de Josadac,  sumo sacerdote,  y el espíritu de todo el resto del pueblo;  y vinieron y trabajaron en la casa de Jehová de los ejércitos,  su Dios,
15  en el día veinticuatro del mes sexto,  en el segundo año del rey Darío.

Introducción.
Antes de entrar al tema del sermón propiamente tal es preciso recordar algo de la historia Judía. El año 931 A.C muere el rey Salomón, dando término a la monarquía de Israel como un solo estado, ya que desde esta fecha se dividió el reino, quedando 10 tribus en el reino del Norte cuya capital fue samaria, y las 2 restantes como el reino del sur o Judá  cuya capital fue Jerusalén. Este periodo de la historia del pueblo de Dios se caracterizó por la decadencia espiritual del pueblo de Dios, idolatría e inmoralidad, ahí se escuchó la voz de profetas como Isaías o Jeremías, quienes advirtieron a ambos reinados la inminente destrucción y juicio de Dios. Fue así como el año 722 A.C cae el reino del norte o Israel cuya capital era Samaria en manos de los Asirios, el imperio Asirio deportó a los Israelitas y puso otros pueblos a vivir en esta región del norte de la nación de Israel, así nacen los que en el tiempo de Jesús se les conoció como los Samaritanos, 134 años después el 586 – 87, A.C cae el reino del sur a manos de los Babilónicos en los días de Nabucodonosor II, entran a Jerusalén y la saquean y destruyen entre esos destrozos derriban el templo de Salomón. Cabe destacar que los Babilonios a no ponen a otros pueblos a vivir en Jerusalén sino la dejan en ruinas junto a ancianos y gente enferma, eso sí, se llevan 50.000 cautivos a Babilonia. Aquí comienza un periodo profético al cual se le conoce como la diáspora judía o la dispersión, sin embargo el año 534 una primera oleada de judíos regresa a Jerusalén liderados por Zorobabel. Los libros de Esdras y Nehemías son un relato más detallado de este periodo de tiempo y aquí también encontramos la profesia de Hageo y Zacarías.

El libro de Hageo, del cual hemos leído un par de versículos es un llamado a despertar al pueblo ocioso y animarlos a concluir el templo de Dios. Fue fácil lograr empezar el trabajo cuando acababan de llegar a la Tierra Santa, por cuanto todos tenían dedicación y entusiasmo. Pero después de meses de pruebas y oposición, la obra se hizo más lenta y a la larga se detuvo por 15 años. Pero ¿qué nos dice el profeta Hageo hoy?, ¿tendrá Dios la misma necesidad de despertar a su pueblo a hacer la obra de Dios? Para eso debemos entender primero que significaba el Templo.

Edificado en los días de Salomón, el templo, era el tabernáculo, el lugar que Dios ordenó construir para ser la base, el eje y el motor de la vida espiritual del pueblo de Israel.
En el templo se adoraba a Dios, se realizaban los sacrificios, se celebraban las grandes fiestas de los judíos, como la pascua y los tabernáculos. El templo era el orgullo de la nación puesto que simbolizaba que Dios estaba con su pueblo. Pero aquel lugar había sido destruido en el 587 antes de Cristo, los ejércitos Babilónicos de Nabucodonosor II, habían entrado a la ciudad, la habían destruido y saqueado incluyendo el magnífico tempo de Salomón.

Esta generación fue exiliada a Babilonia, obligada a vivir en una tierra ajena a la que Dios prometió a Abraham. Pero ahora habían regresado unos 50 años después un primer grupo liderado por Zorobabel, y habían comenzado la reconstrucción de la ciudad y del templo, en ese tiempo habían echado sus cimientos, sin embargo , como nos relata el libro de Esdras, la oposición de los pueblos cercanos les hizo desistir de esa empresa, así que por 15 años la reconstrucción del templo había sido postergada, los enemigos del pueblo de Israel no tenían problemas que construyan casas, que trabajen, que siembren y cosechen como cualquiera de esos pueblos, el problema era que no reconstruyeran el templo, que no volvieran a edificar sobre las ruinas del templo de Salomón, estos pueblos sabían que no importaba si el pueblo de Israel era pequeño, sin un gran ejército, sin grandes recursos, si el Dios de los cielos estaba con ellos, iban a prevalecer por sobre las otras naciones como en los días de Moisés y de Josué cuando Dios les sacó de Egipto con mano poderosa.

La reconstrucción de un templo no era un simple edificio sino era la restauración de la misma presencia de Dios en medio de su pueblo, el altar, los sacrificios, el oficio de los sacerdotes las ofrendas en el alfolí, eran verdaderos medios de gracia en medio de un pueblo que necesitaba ser restaurado.
Hoy en día, Dios no nos llama a edificar un templo físico, independientemente que sea necesario construir edificios para reunirnos, Dios nos llama a restaurar su presencia en medio de su pueblo, Dios no necesita un templo para manifestarse, Dios necesita corazones, donde habitar, gente que manifieste su presencia, el deseo de Dios ha sido siempre que su presencia real, sin la mediación de una estructura esté en medio de su pueblo.

Ezequiel 37:27 Estará en medio de ellos mi tabernáculo, y seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo.
28 Y sabrán las naciones que yo Jehová santifico a Israel, estando mi santuario en medio de ellos para siempre."

Y de la misma manera el Apóstol Pablo nos dice en 2da. a los Corintios 6, verso 16.
¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo:
Habitaré y andaré entre ellos, Y seré su Dios, Y ellos serán mi pueblo.

Por las evidencias de la palabra, podemos entender que el llamado de Hageo, resuena en la Iglesia del siglo XXI, como un profundo ha llamado a restaurar su presencia en medio de una sociedad que quiere vivir a espaldas de Dios.
Esta palabra le habla a una Iglesia entretenida en las estructuras eclesiásticas, entretenida y afanada en la vida moderna, que ha cambiado la presencia de Dios por cualquier cosa; por una biblia bajo el brazo, por un himnario, un atuendo especial que le dice a la sociedad que perteneces a una determinada religión, pero el mundo espiritual jamás se ha dado cuenta que perteneces a Cristo.

Justificas tu falta de presencia con tus logros, con tu prosperidad material, con tu buena ventura, tus buenas obras, tus oraciones en la carne, que han hecho que el oído de Dios se aleje cada día más de tus plegarias. La presencia de Dios mis queridos, no tiene parangón, no tiene punto de comparación con ninguna realidad ni puede maquillada, ni copiada.

Un hombre una mujer que ha perdido la presencia de Dios, sabe que ha perdido el tesoro más grande y que ni oro ni plata, ni una vida piadosa ante los demás puede compararse a la presencia de Dios mismo en tu corazón. Eres el ser más desventurado de esta tierra si has perdido, como el pueblo de Israel, el tabernáculo, el templo, su presencia.

Por eso, restaurar la presencia de Dios en medio de su pueblo es la convocatoria más solemne del Espíritu Santo para nosotros en este tiempo. Hemos sentido como líderes de esta congregación llamar a cada familia a buscar a Dios en este año, creemos que Dios tiene un mensaje poderoso para cada familia de la Iglesia, por eso predicar en esta mañana no es exponer unas cuantas verdades solo con la buena intención de edificarles, sino ser un mensaje de la voz de Dios para nosotros en este tiempo.

No soy profeta, ni hijo de profeta, pero tengo el mismo Dios del profeta Hageo, y deseo que esta palabra hable a su espíritu en esta mañana, tengo fe, no en mí mismo, sino en esta santa palabra ¡viva y eficaz! Que golpea las conciencias más duras y deshace el piadoso caparazón de nuestro cuerpo y alma y nos desnuda ante la realidad de nuestro espíritu. Ese es el poder de la palabra.
¡Que Dios me ayude¡.

En primer lugar, fijemos nuestra mirada en el verso 14;
14  Y despertó Jehová el espíritu de Zorobabel hijo de Salatiel,  gobernador de Judá,  y el espíritu de Josué hijo de Josadac,  sumo sacerdote,  y el espíritu de todo el resto del pueblo;  y vinieron y trabajaron en la casa de Jehová de los ejércitos,  su Dios,

Después de haberle entregado la palabra primero a los líderes, y luego al pueblo, Hageo discierne con esta expresión, “despertó Dios”, supo que la motivación que había en el pueblo fue un despertar generado por Dios.

En el A.T esta palabra significa; despertarse, remover, provocar. Y denota el accionar soberano y poderosos de Dios ante alguna circunstancia imposible de abordar en términos humanos. Por ejemplo vemos en el Salmo 7 verso 6 la oración del rey David.
Levántate,  oh Jehová,  en tu ira;
Alzate en contra de la furia de mis angustiadores,
Y despierta en favor mío el juicio que mandaste.
Y quiero desarrollar 4 aspectos de esta palabra despertar.

I.            El origen de este despertar.

Qué importante es saber que Dios es realmente quien despierta a su pueblo.

Muchas veces somos despertados por nosotros mismos, por nuestros sentimientos y emociones. Queremos hacer la obra de Dios como fruto de nuestra pasión, de nuestro buen deseo de agradar a Dios, pero rápidamente descubrimos que no es Dios quien nos despierta. Muchos predicadores “motivan” a la gente a ser mejores a alcanzar sueños, logros y metas en la vida, a visualizar su futuro, y les enseñan a esforzarse al máximo, pero nuestro mayor esfuerzo nunca será suficiente, tal vez alcanzarás metas, disfrutarás logros, pero tu carácter nunca será formado como Dios quiere formarlo, porque en cada logro de la vida El Señor quiere que nuestro corazón diga como el Apóstol Pablo, por la Gracia de Dios soy lo que soy.
Por estos mensajes carente verdad y permeados del espíritu exitista de este siglo, ha surgido, muy en especial en los jóvenes una iglesia egoísta y amadora de sí misma, amante del lujo y del bien estar y que al igual que el pueblo de Israel, trabajan y reciben en saco roto, no disfrutan ninguna de las bendiciones que Dios les da, tiene un carácter sumamente débil, inestable, vulnerable a cualquier crisis porque lo que Dios quiere forjar en su presencia, no son nuestras metas, proyectos y sueños, sino nuestro carácter.

Cuando una Iglesia no es despertada por Dios, es despertada por cualquier otro factor, a veces lo es por buenos sentimientos de amar al prójimo, de ser benefactores de esta sociedad, a hacer buenas obras, lo cual en sí mismo no es malo, pero no es necesariamente un despertar de Dios.

A veces, somos despertados por fines egoístas, a construir nuestros propios imperios, o en un abierto espíritu de rivalidad contra otros, como en los días del Apóstol Pablo, muchos predicaban el evangelio por contienda, y Dios también puede en su permisiva voluntad dar fruto a estos ministerios, sin embargo eso no quiere decir que Dios les ha despertado a hacer su obra.

También a veces, nuestro servicio al Señor es despertado por un deseo de autosatisfacción espiritual, el deseo de sentirse superior en lo espiritual, anhelas dones espirituales no para honrar al Señor sino para tener un nombre de profeta o de instrumento de Dios, quieres hacer la obra de Dios, pero con un sentimiento de honrarte a ti mismo. La verdad es que es Dios el único que puede despertar a su iglesia.

II.          La naturaleza de este despertar.

Y despertó Jehová el espíritu de Zorobabel hijo de Salatiel,  gobernador de Judá,  y el espíritu de Josué hijo de Josadac,  sumo sacerdote,  y el espíritu de todo el resto del pueblo.

Fijémonos como en este verso se destaca la palabra espíritu. La forma, la naturaleza de este despertar es especial. El ser humano es cuerpo, es alma y es espíritu. El nuevo testamento nos aclara esta verdad. La mayoría de la gente es cuerpo y alma, pero cuando escuchamos la palabra de Dios por primera vez, nacemos a una vida espiritual, y el espíritu que estaba muerto vive por medio de la palabra.

El alma se refiere a los sentimientos y emociones humanas, a las intenciones del corazón del hombre que es gobernada por nuestra naturaleza pecaminosa. El secreto de la vida cristiana es que el espíritu gobierne nuestro cuerpo y alma. En el espíritu es donde habita el Señor, donde está la vida de Cristo, donde hemos sido santificados, pero el espíritu debe prevalecer a la fuerza del alma y del cuerpo.

Por eso Dios siempre que habla, lo hace al espíritu. En la profecía de Ezequiel 37 en el valle de los huesos secos la palabra de Dios debía ser dicha al espíritu, Dios le habla al profeta y le dice; habla al espíritu, y los huesos tuvieron vida, asimismo Dios nos da vida por su palabra que llega a nuestro espíritu.

El problema es que nuestros sentidos no están preparados para escuchar la voz del espíritu y muchos son engañados a escuchar en carne solamente.

Cuando la palabra de Dios es escuchada en la carne, también despertamos en la carne, y dependiendo con qué sentimientos escuchamos la palabra de Dios, serán los sentimientos que se despertarán en nosotros.

-  Cuando escuchamos la palabra como discurso intelectual, estamos llanos a admirar, la exegesis del sermón la correcta hermenéutica y el estilo y retórica de quien predica. Al contrario, cuando el mensaje no viene en esos parámetros, de pureza doctrinal, de cuidada elegancia, rechazamos fehacientemente todo el mensaje y nos volvemos en catadores de sermones y no en buenos oidores. Qué bueno que Spurgeon, el célebre predicador Ingles, no escuchó así la palabra, puesto que cuando este hombre recibió a Cristo lo hizo en un pequeño templo rural con un mensaje muy sencillo y carente de todas estas cualidades que hoy se pretende ensalzar en nuestros púlpitos.
-  A veces, escuchamos la palabra con un aire de satisfacción, porque nada de lo que se dice me afecta a mí, sino al otro, a este hermano a aquél hermano, y lo que se despierta es la soberbia y la superioridad. Salvo cuando la palabra te hable directamente reaccionarás con ira y rechazo.
-  La palabra dicha al oído humano, despierta emociones humanas, despierta envidias, contiendas, falsos sentimientos de alegría y seguridad; pero qué distinto cuando escuchamos con el espíritu, la palabra va acompañada con fe, para creerle a Dios. La palabra es efectiva porque ha llegado donde Dios quiere que lleguemos.
-  Las cosas de Dios se disciernen en el espíritu. Cuando el hombre dice no puedo orar conforme a tu voluntad, el espíritu intercede con gemidos indecibles…
Mi pregunta hoy es, qué se ha despertado en nosotros últimamente al escuchar la palabra de Dios, qué es lo que está despierto en nosotros. Nuestras obras hablan por nosotros y nos dicen cosas. La ira, la contienda la envidia, los celos, el hurto, el robo, el desánimo, todas estas son obras de la carne y son pruebas que lo que está despierto en nosotros es nuestra carne y no nuestro espíritu.

Pero Dios quiere despertar el espíritu de su pueblo como en los días de Hageo. Quiere despertar a su iglesia para vivir en sus propósitos.

III.        Las evidencias de este despertar.

Cuando Dios despierta el espíritu hay evidencias visibles, elementos que nos permitirán distinguir si el despertar es del espíritu o de la carne.

A.                     La Palabra.
Todo despertar de Dios comienza con una palabra de Dios. Hageo fue el hombre que trajo la exhortación para que el pueblo despierte, todo este libro son 4 sermones, 4 llamados a volverse a Dios, 4 llamados al espíritu.
Lo que despierta a una Iglesia es la palabra, lo que mantiene viva a su iglesia es el poder de la palabra de Dios. Por eso ame la palabra de Dios, ore para que la palabra sea predicada y enseñada con poder y autoridad, la única herramienta ante pueblo dormido en el espíritu y despierto en su alma es su palabra, cuando vamos a la presencia de Dios y dejamos que Dios nos revele sus palabra nos entregue su voluntad por medio de su palabra eso se tornara en un mensaje poderoso para el que escucha. La conciencia de los escogidos es removida cuando escucha la palabra. Hay quienes piensan que la Iglesia se sustenta en señales, en milagros, en sanidades, y yo creo en todas estas cosas, pero nadie se ha salvado por una sanidad sino por escuchar la palabra. La fe viene por el oir y el oir la palabra de Dios.

Otros creen que una Iglesia es despertada cuando hay grandes objetivos materiales, un templo, un proyecto, un congreso un evento, una vigilia de alabanza con mucho jolgorio, perdóneme mi hermano pero estás cosas jamás despertarán a la Iglesia. Si usted espera estas cosas para despertar jamás despertará en su espíritu, su carne lo hará por unos días pero su espíritu jamás. También, en nuestros medios carismáticos, hay quienes piensan que una Iglesia despierta es una iglesia con muchos dones espirituales, y yo creo en todo los dones bíblicos, práctico los dones, pero Dios no despierta a la Iglesia por medio de dones y carismas sino por su palabra.

El Apostol Pedro, dice; 2Pe 1:13  Pues tengo por justo,  en tanto que estoy en este cuerpo,  el despertaros con amonestación.

Jesús dijo; mis palabra son espíritu y vida.

Por tanto, siempre Dios despierta una iglesia, una familia, una persona, lo hace por medio de su palabra, no hay y no habrá, otra forma de despertar el espíritu del pueblo de Dios. Por eso, el Señor nos ha dado una palabra para las familias de la Iglesia porque el Señor nos quiere despertar como familias.

B.                     Temor de Dios.
Dice el verso 12. …” y temió el pueblo delante de Jehová.”.
El temor de Dios, no tiene que ver con el miedo, sino con respeto y reverencia. Es la conciencia permanente que Dios nos ve, que nos escucha y que responde. Después de 15 años que habían abandonado la obra Dios, el pueblo temió porque se dio cuanta en la desobediencia en que vivían. El temor de Dios les llevó a reconocer su pecado y estar dispuesto hacer la obra de Dios.
Hebreos 12:28, nos ilustra muy bien esta verdad.

Así que,  recibiendo nosotros un reino inconmovible,  tengamos gratitud,  y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia.
Cuando un pueblo despierta, hay temor de Dios. Si no observas el temor de Dios en una Iglesia, en una familia, en una persona, estos no han sido despertados por el Señor.

C.                     Un diseño y un  propósito.
El verso 14 nos dice. … y vinieron y trabajaron en la casa de Jehová de los ejércitos,  su Dios,
Dios tenía un propósito específico con su pueblo, que construyeran su casa. La verdad es que ya explique todo lo que significaba el templo. Pero aquí hay un principio importante, Dios despierta en base a un diseño y un propósito. Pensemos en los propósitos de Dios para este tiempo; extender el reino de Dios, restaurar las familias, traer la presencia de Dios a nuestras vidas e Iglesia. Piensa en que Dios también tiene propósitos con tu misma familia y persona. Incluso las cosas materiales que haces deben estar subordinadas a un propósito y un diseño de Dios, nada de lo que Dios hace es carente de sentido. Restaurar la presencia de Dios, es el propósito que me mueve a hablarles esta mañana. Alomejor en tus fuerzas te sientes cansado e incapaz de hacer propósito de Dios, pero aun así Dios quiere despertarte. Tal vez nos sentimos como los discípulos al querer orar con Jesús.

Lucas 9:32  Y Pedro y los que estaban con él estaban rendidos de sueño;  mas permaneciendo despiertos,  vieron la gloria de Jesús,  y a los dos varones que estaban con él.



D.                     Jerarquía, orden y gobierno.

La última evidencia que quiero destacar en este punto es la jerarquía el orden y el gobierno. Hageo llamó primero a los líderes, y recalcó el orden en que Dios despierta.

v. 14  Y despertó Jehová el espíritu de Zorobabel hijo de Salatiel,  gobernador de Judá,  y el espíritu de Josué hijo de Josadac,  sumo sacerdote,  y el espíritu de todo el resto del pueblo;

Esto nos habla de dos cosas:

1. Dios despierta primeramente a los líderes. Si Dios no comienza esto con nosotros ¿a quién va a despertar?. El presbiterio se fortaleció con nuevos ancianos, necesitamos estar más despiertos que nunca. Los diáconos necesitan estar despiertos. Los líderes, los colaboradores, los encargados de cada local, necesitan estar más despiertos que nunca, y Dios va a empezar por nosotros.
2.                       Y lo segundo, es que la palabra de Dios, viene primero a la cabeza del pueblo. Así lo ha determinado el Señor. Tal vez alguien dirá, entonces al único que puede hablarle el Señor es al pastor o a los ancianos. No, pero antes de contar lo que Dios le habló venga a los ancianos, venga al pastor y cuente lo que Dios le dijo, para discernir la pertinencia de su mensaje. Hageo no salió por las calles a gritar el mensaje fue donde los líderes. Es por eso que yo no creo en las profecías clandestinas dichas en las sombras, así habla el diablo no el Señor, una verdadera profecía no tiene problemas en que sea examinada. Digo esto, porque este año en las casas El señor va a hablar fuertemente, y dirá cosas para ustedes en privado como familia y mensajes para la Iglesia, sea obediente y guíese por este principio para que siga despierto.

IV.       La necesidad de despertar

En los días de Hageo, Dios necesitaba despertar a su pueblo eran días en que los enemigos del pueblo de Dios rondaban día y noche al pueblo, lea Esdras y Nehemías y verá la fuerte oposición que tuvieron los líderes de Israel.
Hoy también somos rondados, por enemigos internos y externos, naturales y espirituales; y necesitamos despertar porque la fuerza de las tinieblas quiere dormirnos.

El apóstol Pablo nos dice.
Romanos 13:11  Y esto,  conociendo el tiempo,  que es ya hora de levantarnos del sueño;  porque ahora está más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando creímos.

Efesios 5, 11-14
11  Y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas,  sino más bien reprendedlas;
12  porque vergonzoso es aun hablar de lo que ellos hacen en secreto.
13  Mas todas las cosas,  cuando son puestas en evidencia por la luz,  son hechas manifiestas;  porque la luz es lo que manifiesta todo.
14  Por lo cual dice:
Despiértate,  tú que duermes,
 Y levántate de los muertos,
 Y te alumbrará Cristo.
Las tinieblas que hay sobre esta humanidad, que hay en esta sociedad nuestra, incluso en nuestro contexto cristiano evangélico, demandan con urgencia una Iglesia despierta en el espíritu.

Hay una palabra muy fuerte en mi corazón, es lo que el Señor nos quiere hablar hoy.

Vienen días de caos social, moral y espiritual a nuestra nación, nuestra ciudad atraviesa por una enorme apostasía, el corazón del pueblo de Dios en esta ciudad esta revelado contra Dios. Pero yo he elegido esta congregación para ser luz en medio de la enorme oscuridad que prevalece. Esta tierra está enferma por causa del pecado del pueblo de Dios.

No intentes despertar en la carne a quien no quiere ser despertado, sino permite al espíritu de Dios despertar a los suyos, él ha guardado para esta hora en la Iglesia a sus instrumentos ha de levantar a sus siervos con una palabra de poder, que los mismos cimientos de las familias serán conmovidos, Queridos pastores, el Señor les dará en este tiempo una palabra de reconciliación, pondrá en su boca mensajes que nunca antes habéis hablado… Querida Iglesia, serán despertados por mi espíritu mis instrumentos, mis elegidos, yo los haré fuerte en medio de ustedes, para traer un mensaje profético. Aprenderán a reconocer mi voz porque hablaré con claridad. Yo dice el Señor, hoy les despierto para mis propósitos, yo les despierto hoy dice el Señor.

La última pregunta, es… a qué te despierta Dios hoy… solo Dios podrá hablarte hoy a tu corazón y despertarte.

Escucha la voz del Señor.

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