Hageo 1:12-15.
La Necesidad de ser Despertados.
Propósito:
Entender la necesidad que hoy tenemos de ser despertados en nuestro espíritu
para hacer la obra de Dios.-
Hageo 1:12 Y oyó Zorobabel hijo de Salatiel, y Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote, y todo el resto del pueblo, la voz de Jehová su Dios, y las palabras del profeta Hageo, como le había enviado Jehová su Dios; y temió el pueblo delante de Jehová.
13 Entonces Hageo, enviado de Jehová, habló por mandato de Jehová al pueblo, diciendo: Yo estoy con vosotros, dice Jehová.
14 Y despertó Jehová el espíritu de Zorobabel
hijo de Salatiel, gobernador de
Judá, y el espíritu de Josué hijo de
Josadac, sumo sacerdote, y el espíritu de todo el resto del
pueblo; y vinieron y trabajaron en la
casa de Jehová de los ejércitos, su
Dios,
15 en el día veinticuatro del mes sexto, en el segundo año del rey Darío.
Introducción.
Antes de
entrar al tema del sermón propiamente tal es preciso recordar algo de la
historia Judía. El año 931 A.C muere el rey Salomón, dando término a la monarquía
de Israel como un solo estado, ya que desde esta fecha se dividió el reino,
quedando 10 tribus en el reino del Norte cuya capital fue samaria, y las 2
restantes como el reino del sur o Judá
cuya capital fue Jerusalén. Este periodo de la historia del pueblo de
Dios se caracterizó por la decadencia espiritual del pueblo de Dios, idolatría
e inmoralidad, ahí se escuchó la voz de profetas como Isaías o Jeremías,
quienes advirtieron a ambos reinados la inminente destrucción y juicio de Dios.
Fue así como el año 722 A.C cae el reino del norte o Israel cuya capital era
Samaria en manos de los Asirios, el imperio Asirio deportó a los Israelitas y
puso otros pueblos a vivir en esta región del norte de la nación de Israel, así
nacen los que en el tiempo de Jesús se les conoció como los Samaritanos, 134
años después el 586 – 87, A.C cae el reino del sur a manos de los Babilónicos
en los días de Nabucodonosor II, entran a Jerusalén y la saquean y destruyen
entre esos destrozos derriban el templo de Salomón. Cabe destacar que los
Babilonios a no ponen a otros pueblos a vivir en Jerusalén sino la dejan en
ruinas junto a ancianos y gente enferma, eso sí, se llevan 50.000 cautivos a
Babilonia. Aquí comienza un periodo profético al cual se le conoce como la diáspora
judía o la dispersión, sin embargo el año 534 una primera oleada de judíos
regresa a Jerusalén liderados por Zorobabel. Los libros de Esdras y Nehemías
son un relato más detallado de este periodo de tiempo y aquí también
encontramos la profesia de Hageo y Zacarías.
El libro de
Hageo, del cual hemos leído un par de versículos es un llamado a despertar al
pueblo ocioso y animarlos a concluir el templo de Dios. Fue fácil lograr
empezar el trabajo cuando acababan de llegar a la Tierra Santa, por cuanto
todos tenían dedicación y entusiasmo. Pero después de meses de pruebas y
oposición, la obra se hizo más lenta y a la larga se detuvo por 15 años. Pero
¿qué nos dice el profeta Hageo hoy?, ¿tendrá Dios la misma necesidad de
despertar a su pueblo a hacer la obra de Dios? Para eso debemos entender
primero que significaba el Templo.
Edificado en los días de Salomón, el templo, era el
tabernáculo, el lugar que Dios ordenó construir para ser la base, el eje y el
motor de la vida espiritual del pueblo de Israel.
En el templo se adoraba a Dios, se realizaban los
sacrificios, se celebraban las grandes fiestas de los judíos, como la pascua y
los tabernáculos. El templo era el orgullo de la nación puesto que simbolizaba
que Dios estaba con su pueblo. Pero aquel lugar había sido destruido en el 587
antes de Cristo, los ejércitos Babilónicos de Nabucodonosor II, habían entrado
a la ciudad, la habían destruido y saqueado incluyendo el magnífico tempo de
Salomón.
Esta generación fue exiliada a Babilonia,
obligada a vivir en una tierra ajena a la que Dios prometió a Abraham. Pero
ahora habían regresado unos 50 años después un primer grupo liderado por
Zorobabel, y habían comenzado la reconstrucción de la ciudad y del templo, en
ese tiempo habían echado sus cimientos, sin embargo , como nos relata el libro
de Esdras, la oposición de los pueblos cercanos les hizo desistir de esa
empresa, así que por 15 años la reconstrucción del templo había sido
postergada, los enemigos del pueblo de Israel no tenían problemas que
construyan casas, que trabajen, que siembren y cosechen como cualquiera de esos
pueblos, el problema era que no reconstruyeran el templo, que no volvieran a
edificar sobre las ruinas del templo de Salomón, estos pueblos sabían que no
importaba si el pueblo de Israel era pequeño, sin un gran ejército, sin grandes
recursos, si el Dios de los cielos estaba con ellos, iban a prevalecer por
sobre las otras naciones como en los días de Moisés y de Josué cuando Dios les
sacó de Egipto con mano poderosa.
La reconstrucción de un templo no era un simple
edificio sino era la restauración de la misma presencia de Dios en medio de su
pueblo, el altar, los sacrificios, el oficio de los sacerdotes las ofrendas en
el alfolí, eran verdaderos medios de gracia en medio de un pueblo que
necesitaba ser restaurado.
Hoy en día, Dios no nos llama a edificar un
templo físico, independientemente que sea necesario construir edificios para
reunirnos, Dios nos llama a restaurar su presencia en medio de su pueblo, Dios
no necesita un templo para manifestarse, Dios necesita corazones, donde
habitar, gente que manifieste su presencia, el deseo de Dios ha sido siempre que
su presencia real, sin la mediación de una estructura esté en medio de su
pueblo.
Ezequiel 37:27 Estará en medio de ellos mi tabernáculo, y seré a ellos
por Dios, y ellos me serán por pueblo.
28 Y sabrán las naciones que yo Jehová santifico a Israel, estando mi santuario en medio de ellos para siempre."
28 Y sabrán las naciones que yo Jehová santifico a Israel, estando mi santuario en medio de ellos para siempre."
Y de la misma manera el Apóstol Pablo nos dice en 2da. a los
Corintios 6, verso 16.
¿Y
qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el
templo del Dios viviente, como Dios dijo:
Habitaré y andaré entre ellos, Y seré su Dios, Y ellos serán mi pueblo.
Habitaré y andaré entre ellos, Y seré su Dios, Y ellos serán mi pueblo.
Por las evidencias de la palabra, podemos entender que el llamado de
Hageo, resuena en la Iglesia del siglo XXI, como un profundo ha llamado a
restaurar su presencia en medio de una sociedad que quiere vivir a espaldas de
Dios.
Esta palabra le habla a una Iglesia entretenida en las estructuras
eclesiásticas, entretenida y afanada en la vida moderna, que ha cambiado la
presencia de Dios por cualquier cosa; por una biblia bajo el brazo, por un
himnario, un atuendo especial que le dice a la sociedad que perteneces a una
determinada religión, pero el mundo espiritual jamás se ha dado cuenta que
perteneces a Cristo.
Justificas tu falta de presencia con tus logros, con tu prosperidad
material, con tu buena ventura, tus buenas obras, tus oraciones en la carne,
que han hecho que el oído de Dios se aleje cada día más de tus plegarias. La
presencia de Dios mis queridos, no tiene parangón, no tiene punto de
comparación con ninguna realidad ni puede maquillada, ni copiada.
Un hombre una mujer que ha perdido la presencia de Dios, sabe que ha
perdido el tesoro más grande y que ni oro ni plata, ni una vida piadosa ante
los demás puede compararse a la presencia de Dios mismo en tu corazón. Eres el
ser más desventurado de esta tierra si has perdido, como el pueblo de Israel,
el tabernáculo, el templo, su presencia.
Por eso, restaurar la presencia de Dios en medio de su pueblo es la
convocatoria más solemne del Espíritu Santo para nosotros en este tiempo. Hemos
sentido como líderes de esta congregación llamar a cada familia a buscar a Dios
en este año, creemos que Dios tiene un mensaje poderoso para cada familia de la
Iglesia, por eso predicar en esta mañana no es exponer unas cuantas verdades
solo con la buena intención de edificarles, sino ser un mensaje de la voz de
Dios para nosotros en este tiempo.
No soy profeta, ni hijo de profeta, pero tengo el mismo Dios del
profeta Hageo, y deseo que esta palabra hable a su espíritu en esta mañana,
tengo fe, no en mí mismo, sino en esta santa palabra ¡viva y eficaz! Que golpea
las conciencias más duras y deshace el piadoso caparazón de nuestro cuerpo y
alma y nos desnuda ante la realidad de nuestro espíritu. Ese es el poder de la
palabra.
¡Que Dios
me ayude¡.
En primer lugar, fijemos nuestra mirada en el verso 14;
14 Y
despertó Jehová el espíritu de Zorobabel hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y el espíritu de Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote, y el espíritu de todo el resto del
pueblo; y vinieron y trabajaron en la
casa de Jehová de los ejércitos, su
Dios,
Después de haberle entregado la palabra primero a los líderes, y luego
al pueblo, Hageo discierne con esta expresión, “despertó Dios”, supo que la
motivación que había en el pueblo fue un despertar generado por Dios.
En el A.T
esta palabra significa; despertarse, remover, provocar. Y denota el accionar soberano y poderosos de Dios
ante alguna circunstancia imposible de abordar en términos humanos. Por ejemplo
vemos en el Salmo 7 verso 6 la oración del rey David.
Levántate, oh Jehová,
en tu ira;
Alzate en contra de la
furia de mis angustiadores,
Y despierta en favor
mío el juicio que mandaste.
Y quiero desarrollar 4
aspectos de esta palabra despertar.
I.
El origen de
este despertar.
Qué importante es
saber que Dios es realmente quien despierta a su pueblo.
Muchas veces somos despertados por nosotros mismos, por nuestros
sentimientos y emociones. Queremos hacer la obra de Dios como fruto de nuestra
pasión, de nuestro buen deseo de agradar a Dios, pero rápidamente descubrimos
que no es Dios quien nos despierta. Muchos predicadores “motivan” a la gente a
ser mejores a alcanzar sueños, logros y metas en la vida, a visualizar su
futuro, y les enseñan a esforzarse al máximo, pero nuestro mayor esfuerzo nunca
será suficiente, tal vez alcanzarás metas, disfrutarás logros, pero tu carácter
nunca será formado como Dios quiere formarlo, porque en cada logro de la vida
El Señor quiere que nuestro corazón diga como el Apóstol Pablo, por la Gracia
de Dios soy lo que soy.
Por estos mensajes carente verdad y permeados del espíritu exitista de
este siglo, ha surgido, muy en especial en los jóvenes una iglesia egoísta y
amadora de sí misma, amante del lujo y del bien estar y que al igual que el
pueblo de Israel, trabajan y reciben en saco roto, no disfrutan ninguna de las
bendiciones que Dios les da, tiene un carácter sumamente débil, inestable,
vulnerable a cualquier crisis porque lo que Dios quiere forjar en su presencia,
no son nuestras metas, proyectos y sueños, sino nuestro carácter.
Cuando una Iglesia no es despertada por Dios, es despertada por
cualquier otro factor, a veces lo es por buenos sentimientos de amar al
prójimo, de ser benefactores de esta sociedad, a hacer buenas obras, lo cual en
sí mismo no es malo, pero no es necesariamente un despertar de Dios.
A veces, somos despertados por fines egoístas, a construir nuestros
propios imperios, o en un abierto espíritu de rivalidad contra otros, como en
los días del Apóstol Pablo, muchos predicaban el evangelio por contienda, y
Dios también puede en su permisiva voluntad dar fruto a estos ministerios, sin
embargo eso no quiere decir que Dios les ha despertado a hacer su obra.
También a veces, nuestro servicio al Señor es despertado por un deseo
de autosatisfacción espiritual, el deseo de sentirse superior en lo espiritual,
anhelas dones espirituales no para honrar al Señor sino para tener un nombre de
profeta o de instrumento de Dios, quieres hacer la obra de Dios, pero con un
sentimiento de honrarte a ti mismo. La verdad es que es Dios el único que puede
despertar a su iglesia.
II.
La naturaleza de este despertar.
Y
despertó Jehová el espíritu de
Zorobabel hijo de Salatiel, gobernador
de Judá, y el espíritu de Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote, y el
espíritu de todo el resto del pueblo.
Fijémonos
como en este verso se destaca la palabra espíritu. La forma, la naturaleza de
este despertar es especial. El ser humano es cuerpo, es alma y es espíritu. El
nuevo testamento nos aclara esta verdad. La mayoría de la gente es cuerpo y
alma, pero cuando escuchamos la palabra de Dios por primera vez, nacemos a una
vida espiritual, y el espíritu que estaba muerto vive por medio de la palabra.
El
alma se refiere a los sentimientos y emociones humanas, a las intenciones del
corazón del hombre que es gobernada por nuestra naturaleza pecaminosa. El
secreto de la vida cristiana es que el espíritu gobierne nuestro cuerpo y alma.
En el espíritu es donde habita el Señor, donde está la vida de Cristo, donde
hemos sido santificados, pero el espíritu debe prevalecer a la fuerza del alma
y del cuerpo.
Por
eso Dios siempre que habla, lo hace al espíritu. En la profecía de Ezequiel 37
en el valle de los huesos secos la palabra de Dios debía ser dicha al espíritu,
Dios le habla al profeta y le dice; habla
al espíritu, y los huesos tuvieron vida, asimismo Dios nos da vida por su
palabra que llega a nuestro espíritu.
El
problema es que nuestros sentidos no están preparados para escuchar la voz del
espíritu y muchos son engañados a escuchar en carne solamente.
Cuando
la palabra de Dios es escuchada en la carne, también despertamos en la carne, y
dependiendo con qué sentimientos escuchamos la palabra de Dios, serán los
sentimientos que se despertarán en nosotros.
- Cuando escuchamos la palabra como discurso
intelectual, estamos llanos a admirar, la exegesis del sermón la correcta
hermenéutica y el estilo y retórica de quien predica. Al contrario, cuando el
mensaje no viene en esos parámetros, de pureza doctrinal, de cuidada elegancia,
rechazamos fehacientemente todo el mensaje y nos volvemos en catadores de
sermones y no en buenos oidores. Qué bueno que Spurgeon, el célebre predicador
Ingles, no escuchó así la palabra, puesto que cuando este hombre recibió a
Cristo lo hizo en un pequeño templo rural con un mensaje muy sencillo y carente
de todas estas cualidades que hoy se pretende ensalzar en nuestros púlpitos.
- A veces, escuchamos la palabra con un aire de
satisfacción, porque nada de lo que se dice me afecta a mí, sino al otro, a
este hermano a aquél hermano, y lo que se despierta es la soberbia y la
superioridad. Salvo cuando la palabra te hable directamente reaccionarás con
ira y rechazo.
- La palabra dicha al oído humano, despierta
emociones humanas, despierta envidias, contiendas, falsos sentimientos de
alegría y seguridad; pero qué distinto cuando escuchamos con el espíritu, la
palabra va acompañada con fe, para creerle a Dios. La palabra es efectiva
porque ha llegado donde Dios quiere que lleguemos.
- Las cosas de Dios se disciernen en el espíritu.
Cuando el hombre dice no puedo orar conforme a tu voluntad, el espíritu
intercede con gemidos indecibles…
Mi
pregunta hoy es, qué se ha despertado en
nosotros últimamente al escuchar la palabra de Dios, qué es lo que está
despierto en nosotros. Nuestras obras hablan por nosotros y nos dicen cosas. La
ira, la contienda la envidia, los celos, el hurto, el robo, el desánimo, todas
estas son obras de la carne y son pruebas que lo que está despierto en nosotros
es nuestra carne y no nuestro espíritu.
Pero
Dios quiere despertar el espíritu de su pueblo como en los días de Hageo.
Quiere despertar a su iglesia para vivir en sus propósitos.
III.
Las evidencias de este despertar.
Cuando Dios despierta el espíritu hay evidencias visibles, elementos que nos
permitirán distinguir si el despertar es del espíritu o de la carne.
A.
La Palabra.
Todo despertar de Dios comienza con una palabra de Dios. Hageo fue el
hombre que trajo la exhortación para que el pueblo despierte, todo este libro
son 4 sermones, 4 llamados a volverse a Dios, 4 llamados al espíritu.
Lo que despierta a una Iglesia es la palabra, lo que mantiene viva a
su iglesia es el poder de la palabra de Dios. Por eso ame la palabra de Dios,
ore para que la palabra sea predicada y enseñada con poder y autoridad, la
única herramienta ante pueblo dormido en el espíritu y despierto en su alma es
su palabra, cuando vamos a la presencia de Dios y dejamos que Dios nos revele
sus palabra nos entregue su voluntad por medio de su palabra eso se tornara en
un mensaje poderoso para el que escucha. La conciencia de los escogidos es
removida cuando escucha la palabra. Hay quienes piensan que la Iglesia se sustenta
en señales, en milagros, en sanidades, y yo creo en todas estas cosas, pero
nadie se ha salvado por una sanidad sino por escuchar la palabra. La fe viene
por el oir y el oir la palabra de Dios.
Otros creen que una Iglesia es despertada cuando hay grandes objetivos
materiales, un templo, un proyecto, un congreso un evento, una vigilia de
alabanza con mucho jolgorio, perdóneme mi hermano pero estás cosas jamás
despertarán a la Iglesia. Si usted espera estas cosas para despertar jamás
despertará en su espíritu, su carne lo hará por unos días pero su espíritu
jamás. También, en nuestros medios carismáticos, hay quienes piensan que una
Iglesia despierta es una iglesia con muchos dones espirituales, y yo creo en
todo los dones bíblicos, práctico los dones, pero Dios no despierta a la
Iglesia por medio de dones y carismas sino por su palabra.
El Apostol Pedro, dice; 2Pe 1:13 Pues tengo por justo, en tanto que estoy en este cuerpo, el despertaros con amonestación.
Jesús dijo; mis palabra son espíritu y vida.
Por tanto, siempre Dios despierta una iglesia, una familia, una
persona, lo hace por medio de su palabra, no hay y no habrá, otra forma de
despertar el espíritu del pueblo de Dios. Por eso, el Señor nos ha dado una
palabra para las familias de la Iglesia porque el Señor nos quiere despertar
como familias.
B.
Temor de Dios.
Dice el verso 12. …” y temió el
pueblo delante de Jehová.”.
El
temor de Dios, no tiene que ver con el miedo, sino con respeto y reverencia. Es
la conciencia permanente que Dios nos ve, que nos escucha y que responde.
Después de 15 años que habían abandonado la obra Dios, el pueblo temió porque
se dio cuanta en la desobediencia en que vivían. El temor de Dios les llevó a
reconocer su pecado y estar dispuesto hacer la obra de Dios.
Hebreos 12:28, nos ilustra muy bien esta verdad.
Así que, recibiendo nosotros un reino
inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole
con temor y reverencia.
Cuando un pueblo despierta, hay temor de Dios. Si
no observas el temor de Dios en una Iglesia, en una familia, en una persona,
estos no han sido despertados por el Señor.
C.
Un diseño y un
propósito.
El
verso 14 nos dice. … y vinieron y
trabajaron en la casa de Jehová de los ejércitos, su Dios,
Dios
tenía un propósito específico con su pueblo, que construyeran su casa. La
verdad es que ya explique todo lo que significaba el templo. Pero aquí hay un
principio importante, Dios despierta en base a un diseño y un propósito.
Pensemos en los propósitos de Dios para este tiempo; extender el reino de Dios,
restaurar las familias, traer la presencia de Dios a nuestras vidas e Iglesia.
Piensa en que Dios también tiene propósitos con tu misma familia y persona.
Incluso las cosas materiales que haces deben estar subordinadas a un propósito
y un diseño de Dios, nada de lo que Dios hace es carente de sentido. Restaurar
la presencia de Dios, es el propósito que me mueve a hablarles esta mañana.
Alomejor en tus fuerzas te sientes cansado e incapaz de hacer propósito de
Dios, pero aun así Dios quiere despertarte. Tal vez nos sentimos como los
discípulos al querer orar con Jesús.
Lucas 9:32 Y Pedro y los que estaban con
él estaban rendidos de sueño; mas permaneciendo despiertos, vieron la gloria de Jesús, y a los dos varones que estaban con él.
D.
Jerarquía, orden y gobierno.
La última evidencia que quiero destacar en este punto es la jerarquía
el orden y el gobierno. Hageo llamó primero a los líderes, y recalcó el orden
en que Dios despierta.
v. 14 Y despertó Jehová el espíritu de Zorobabel hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y el espíritu de Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote, y el espíritu de todo el resto del pueblo;
Esto
nos habla de dos cosas:
1. Dios despierta primeramente a los líderes. Si Dios no comienza esto con nosotros ¿a quién
va a despertar?. El presbiterio se fortaleció con nuevos ancianos, necesitamos
estar más despiertos que nunca. Los diáconos necesitan estar despiertos. Los
líderes, los colaboradores, los encargados de cada local, necesitan estar más
despiertos que nunca, y Dios va a empezar por nosotros.
2.
Y lo
segundo, es que la palabra de Dios,
viene primero a la cabeza del pueblo. Así lo ha determinado el Señor.
Tal vez alguien dirá, entonces al único que puede hablarle el Señor es al
pastor o a los ancianos. No, pero antes de contar lo que Dios le habló venga a
los ancianos, venga al pastor y cuente lo que Dios le dijo, para discernir la
pertinencia de su mensaje. Hageo no salió por las calles a gritar el mensaje
fue donde los líderes. Es por eso que yo no creo en las profecías clandestinas
dichas en las sombras, así habla el diablo no el Señor, una verdadera profecía
no tiene problemas en que sea examinada. Digo esto, porque este año en las
casas El señor va a hablar fuertemente, y dirá cosas para ustedes en privado
como familia y mensajes para la Iglesia, sea obediente y guíese por este
principio para que siga despierto.
IV.
La necesidad de despertar
En los días de Hageo, Dios necesitaba despertar a su pueblo eran días en
que los enemigos del pueblo de Dios rondaban día y noche al pueblo, lea Esdras
y Nehemías y verá la fuerte oposición que tuvieron los líderes de Israel.
Hoy también somos rondados, por enemigos internos y externos,
naturales y espirituales; y necesitamos despertar porque la fuerza de las
tinieblas quiere dormirnos.
El apóstol Pablo nos dice.
Romanos
13:11 Y esto, conociendo el tiempo, que es ya hora de levantarnos del sueño; porque ahora está más cerca de nosotros
nuestra salvación que cuando creímos.
Efesios 5, 11-14
11 Y no
participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas;
12 porque
vergonzoso es aun hablar de lo que ellos hacen en secreto.
13 Mas
todas las cosas, cuando son puestas en
evidencia por la luz, son hechas
manifiestas; porque la luz es lo que
manifiesta todo.
14 Por lo
cual dice:
Despiértate, tú que duermes,
Y levántate de los muertos,
Y te alumbrará Cristo.
Las tinieblas que hay sobre esta humanidad, que hay en esta sociedad
nuestra, incluso en nuestro contexto cristiano evangélico, demandan con
urgencia una Iglesia despierta en el espíritu.
Hay una palabra muy fuerte en mi corazón, es lo que el Señor nos
quiere hablar hoy.
Vienen días de caos social, moral y espiritual a nuestra nación,
nuestra ciudad atraviesa por una enorme apostasía, el corazón del pueblo de
Dios en esta ciudad esta revelado contra Dios. Pero yo he elegido esta
congregación para ser luz en medio de la enorme oscuridad que prevalece. Esta
tierra está enferma por causa del pecado del pueblo de Dios.
No intentes despertar en la carne a quien no quiere ser despertado,
sino permite al espíritu de Dios despertar a los suyos, él ha guardado para
esta hora en la Iglesia a sus instrumentos ha de levantar a sus siervos con una
palabra de poder, que los mismos cimientos de las familias serán conmovidos,
Queridos pastores, el Señor les dará en este tiempo una palabra de
reconciliación, pondrá en su boca mensajes que nunca antes habéis hablado…
Querida Iglesia, serán despertados por mi espíritu mis instrumentos, mis elegidos,
yo los haré fuerte en medio de ustedes, para traer un mensaje profético.
Aprenderán a reconocer mi voz porque hablaré con claridad. Yo dice el Señor,
hoy les despierto para mis propósitos, yo les despierto hoy dice el Señor.
La última pregunta, es… a qué te despierta Dios hoy… solo Dios podrá
hablarte hoy a tu corazón y despertarte.
Escucha la voz del Señor.
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